El mundo desconocido de los “hijos del corazón”

Una madrugada serena, vieron un resplandor azul, que se obstinaba, en bañar una y otra vez, las paredes del lugar. No les provocó miedo su aparición. Advirtieron que era un ser sobrenatural, cuando se vieron contemplados, con una sonrisa indescriptible de bondad.

Luego del paso de un tiempo silencioso, mirándolos a cada uno de ellos, les dijo:

“He venido, a llevarme, para regresarlo al lugar de Todos los Comienzos y para siempre, a uno de vuestros hijos”. “El Universo, ha sido bondadoso, y les da la oportunidad que ustedes mismos sean los que elijan, cuál de los dos, será el que deba ayudarme a cumplir este Final”.

“Tendrán un día para pensarlo, cuando transcurra ese tiempo…regresaré”.

Horrorizados y tomándose el rostro con las manos y sin poderlo comprender, vieron la Luz desaparecer.

Quedaron en silencio, sentados en el borde de la cama, de espaldas, sin siquiera mirarse ni atreverse a balbucear.

Habían sido siempre, una pareja unida por el amor. Cuando quisieron un hijo no pudieron y decidieron adoptar un bebé. Sin ninguna explicación médica, dos años después, ella quedó embarazada.

Cuando viéndole la panza, le preguntaban si era el primero, ellos siempre repetían: “no, es el segundo, el primero es nuestro hijo del corazón”.

Las 24 horas de espera transcurrieron contadas por cada segundo. Continuaban sentados, en el mismo lugar, sin haberse movido siquiera, en todo ese tiempo. La inexorabilidad del Universo, mostró de nuevo el resplandor azul, que tenuemente, comenzaba a crecer.

Mayor fue la angustia, cuando advirtieron que cuando la vislumbre aparecía, ninguno de los dos podía hablar, ni siquiera para pedir piedad.

Con una sonrisa compasiva, acercándose, les dijo: “Estuve siempre con ustedes, y he sentido el profundo dolor, la tristeza y la desesperación que los embarga, por ello, he decidido ayudarlos en esta difícil elección”:

“Todos los bebés humanos vienen del mismo lugar, y por ello, ustedes les llaman hijos”. La excepción, son los llamados “hijos del corazón” que posiblemente provengan de algún otro lugar desconocido, tenebroso, alejado, el cual ni siquiera pudimos encontrar.

Esta diferencia, que ustedes crearon, les ayudará a convencerse que la mejor solución es dejar con ustedes al que tan sólo hizo falta llamarle “hijo”, para llenarse de afecto, traducirlo y gritarlo a los cuatro Vientos Universales del Amor.”

Con un llanto desgarrador, por primera vez, la madre pudo emitir un sonido y decir: “llévame a mí por favor”…y él respondió, “…eso no es lo que debo hacer”.

El padre con un grito desesperado dijo: “Llévanos a nosotros dos, te lo ruego, no toques a ninguno de los pequeños” sintieron una caricia en sus cabezas y un abrazo en el corazón, cuando mirándolos con ternura les dijo:

“el tiempo de elegir, se terminó”.

…sintieron como una brisa en sus rostros, la desaparición de la Luz Azul, que lentamente y con suavidad, comenzó a invadir, el cuarto del niño mayor.

Escribió Julio César Ruiz

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