Evolución del camino delictivo del pederasta

Pederastas en Internet

Los pederastas en algún momento, se dejan atrapar

¿Cuál es la evolución del pederasta que se alimenta con imágenes de INTERNET?

¿Por qué pueden terminar entregándose?

¿Por qué es conveniente cuidar la exploración de páginas de Internet que visitan nuestros hijos?

El camino del crimen que recorre la mayoría de estas personas lo comienzan entre los 14 y 16 años de edad

En contraposición a lo que comúnmente creemos, el pederasta no se estimula sexualmente, sino que goza con el sufrimiento que provoca a la víctima. La genitalidad, tan sólo es un instrumento, por que aparte del dolor que provoca, muestra su superioridad ante la víctima. Esa es la respuesta a los interrogantes que nos hacemos como por ejemplo, qué satisfacción pueden tener con pequeños e inclusive con bebés.

Cómo evoluciona la mayoría de ellos

Los tiempos de permanencia en cada una de estas etapas son diferentes en cada uno de estos depredadores.

Etapa 1

Al pederasta, no le resulta fácil relacionarse con pequeños en su vida cotidiana. Aunque lo desea fuertemente tiene un control social que debe ser vencido. Por ello, precisa, fundamentalmente encubrir sus actos y atrayendo a su víctima con quién luego, de alguna manera establece un contrato de silencio. Sin ello, el abuso no sería posible. Este convenio o aceptación de la víctima está implícito en las conductas que de a poco el pederasta va logrando. De todas maneras todo ésto para el pederasta es complicado.

Comienzan a foguearse en este camino viendo pornografía de adultos que no está prohibida, tampoco penalizada, pero, en la gran variedad de este tipo de material, los pornógrafos saben dirigirse en general al consumidor común y a los que reúnen la característica de personas que tratamos.

En esta etapa va a realizar todos los mecanismos posibles, para quedar solo y consumirla con asiduidad. De a poco comienza a formar parte la conducta de ver pornografía de una manera que se puede llamar adictiva.

Etapa 2

Poco a poco comienza a darse cuenta, que si bien recibe excitación, no es suficiente y desea más vértigo, más deseo (perverso) que lo estimule. Por ello, esta etapa consistirá en comenzar a buscar, en la misma Web, algo relacionado con esta nueva necesidad creciente. Elige por el momento, ingresar a un mundo, todavía menos riesgoso y consume lo que más placer le da para el nivel por el cual transita, en donde infaltablemente estará, con diferente grado la perversión. Comienza conocer el mundo cibernético de: La Zoofilia.

Etapa 3

Es a través de Internet y con el ansioso motor de su búsqueda, que se empieza a asesorar sobre cómo se busca y encuentra pornografía con niños. Debemos agregar, que estos sitios, son complejos de encontrar y no están expuestos tan fácilmente como las imágenes de la pornografía adulta, ya que los proveedores de la materia, esconden este tipo de producto, en protección de sus clientes.

Dentro de esta etapa, el pederasta, continúa con su carrera emocional evolutiva y se dedica a participar de foros, en donde poco a poco se irá juntando con adictos similares, que comparten e intercambian, no sólo imágenes públicas e información general, sino imágenes, privadas colgadas en la Red y que ellos mismos produjeron.

En EE.UU y Europa tienen que cuidarse más porque las leyes prohíben la publicación, emisión, envío o recepción de material con pornografía infantil.

En la Argentina el campo está abierto ya que no existe legislación.

Etapa 4

Con toda la experiencia que ha logrado en los pasos anteriores, se siente capacitado para comenzar a exteriorizar cualquier de sus apetencias, por ello, comenzamos a ver distintos casos, tales como:

Siempre todo ésto como etapas evolutivas

a) Genera su propia producción fotográfica o fílmica, primero sólo y luego comienza a interesarle tener compañías de pequeños, para competir y mostrarse, en una compulsa que para esa instancia ya le significa cuestiones competitivas con su universo.

b) Participa de foros donde se comentan tretas, trampas y modos de hacer caer un niño en la sexualización, ángulos convenientes para la filmación, poses, etc.

c) Comienza a relacionarse por Chat con cualquier menor de edad que pueda. Para ello, utiliza todo lo que aprendió. Para estos contactos no escatima esfuerzos, como por ejemplo hacerse pasar por niño, niña, adolescente y según el perfil de su víctima casual.

d) Aprende que la mejor forma de captar un niño es ofreciéndole objetos (celulares, filmadoras, juegos cibernéticos) que muy probablemente el mismo niño le dijo que sus padres no le quieren comprar.

e) Utiliza el chat por el cual comienza a buscar los correos electrónicos de sus víctimas, a las cuales por este medio, le comienza a sacar información para el encuentro. No es fácil para un niño que no está advertido de este tema, despreciar los ofrecimientos tentadores de este tipo de delincuentes. Los niños más vulnerados no son sólo los que carecen de cosas, sino los más solitarios y faltos de límites.

e) Sale a la caza de la criatura con la cual ya ha cumplido la etapa del “contrato tácito del silencio”. Finalmente, lo resuelve y logra el contacto físico.

Dentro de estas etapas, el pederasta, al ser consciente de todos los actos que realiza, no sólo es imputable (para países donde estos delitos se castigan), sino que ellos, que jamás pierden la conciencia sobre los actos que ejecutan, dentro de la compleja moralina, saben que están generando daño. Alguna represión que aún puede conservar, como cuestiones culturales, o mandatos como “Eso no se hace”, comienzan a hacer estragos en su conducta.

Este punto es el que los diferencia con alguna enfermedad mental, que si la tuviera, ni tendría conciencia, ni podría ser encarcelado por ello.

Todos estos pasos lo llevan a concretar el último paso definitivo en su camino criminal:

Etapa 5 (final)

Llega un momento, en donde sorpresivamente, se comienza a observar en su conducta, no tanta satisfacción. Ya no está pleno, ni tan gozoso en su actividad. Comienza a pesarle lo que está haciendo. Contribuyen pensamiento de aislamiento. Comienza a darse cuenta que ha perdido sus amigos, sus afectos. Toma conciencia de que ya está preso porque está encerrado todo el día. Que su vida es vivir escondido.

Se da cuenta que la Sociedad lo rechaza. Qué nunca podrá ni reparar el daño que generó, ni “curarse”, por cuanto ningún profesional lo querrá atender.

Para auto-destruirse, para frenarse, para poder parar, comienza a mostrar su propio rostro en fotografías y videos públicos emitidos por Internet.

Comienza a dejar estelas de rastros buscando su apresamiento, conducta que elije, de la misma manera brutal y torpe como eligió comenzar tan tremenda aberración.

Escribió Julio César Ruiz

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