Pederastía: "Mentiras científicas"

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Les propongo analizar un artículo en el cual un grupo de científicos dice lo siguiente: “Una simple inyección podría hacer que los pederastas dejaran de abusar de menores” que nos permitirá analizar qué hay de cierto de lo que hasta ahora se presenta como un fallo científico.

1) Primero corresponde hacer la distinción entre violador y pederasta. El primero persigue el acceso carnal con la víctima impulsado por un por un interés sexual, el pederasta tiene dos motivaciones: sentir superioridad sobre la víctima y lograr su goce a través de presenciar el dolor (físico, psicológico, emocional y espiritual) que sabe que provoca al bebé, niño, niña o adolescente, utilizando sus genitales.

2) Otra aclaración: Aunque las personas interpretan que pederasta y pedófilo son sinónimos, en la realidad esto no es así. Se denomina pedófilo a aquella persona que en algún momento de su vida tuvo o tiene fantasías sexuales con niños. El pederasta en cambio es aquel que pasa de esa fantasía a los hechos, es el que hace todo lo necesario para tomar contacto con un bebé, niño, niña o adolescente y consuma su interés descrito más arriba, utilizando como herramienta para lograrlo a sus genitales.

Desde el comienzo del abordaje de la temática y con estas observaciones tenemos la respuesta a dos cuestiones que a simple vista parecen incomprensibles:

  • El pederasta hasta el momento no tiene cura, no tiene posibilidad de rehabilitarse por cuanto posee todas las características psíquicas de un perverso.
  • El pederasta al perseguir tan sólo el sufrimiento de la víctima es la respuesta a porqué por ejemplo, puede acceder a un bebé, que carece de atracción sexual.

La presente editorial no tiene interés de fundamentar esta cuestión ni desde la medicina ni de la psicología por cuanto no contamos con ninguna de esas dos especialidades, sino tan sólo como un aporte desde el campo de lucha contra estos delincuentes de una manera efectiva, activa, diferente, positiva para colaborar con una problemática que hasta este momento no se le advierte solución. Un buen artículo que recomendamos explica mejor esta circunstancia desde un parámetro más profesional: Parafilias.

Atento a la dirección que pretendemos ofrecer, podemos concluir que: “todo pederasta es pedófilo, pero no todo pedófilo es pederasta.”

El inventario de este tipo de delitos es prácticamente exclusivo de hombres. La participación de mujeres es mínimas y no mueven estadísticas en este sentido.

3) Este delito en un 90% ocurre dentro de las paredes del hogar  y son ejecutados por los propios adultos referentes del niño.

4) Con los datos que tenemos analicemos ahora el artículo que propone una simple inyección para que un pederasta deje de abusar de niños:

a) En principio, al menos de acuerdo a la legislación argentina, una inyección o cualquier remedio que se pretenda con similar efecto no puede ser impuesto, sino voluntario.

b) Si por un acceso de moralina el pederasta aceptara aplicarse la droga voluntariamente, puede contrarrestarla o neutralizar sus efectos con otra cuando le venga en ganas.

c) La droga no es definitiva. La más conocida es inyectable y debe ser colocada como máximo cada tres meses. De todas maneras su aplicación evolutiva no destruye el sistema sexual (físico ni mental) normal del individuo.

d) La inhibición sexual que dice producir la droga del artículo no es necesaria, por cuanto el objeto del pederasta no es el placer sexual sino la perversión, la necesidad de producir daño para lograr el sufrimiento de la víctima.

e) Si estando preso aceptara colocarse la inyección sería un gasto sin sentido, ya que en la cárcel no tiene oportunidad de cometer ese delito porque no hay niños y cuando sea puesto en libertad continuará siendo voluntaria su aplicación.

f) Si cumplida la pena obtuviera su libertad y el tribunal lo hiciese bajo la condición de que concurra mensualmente a inyectarse, el, ahora liberado, en soledad podrá utilizar otra droga para contrarrestar los efectos deseados por la orden judicial cuando así lo disponga.

g) Por ser un delito aberrante para las sociedades, el pederasta no encuentra profesionales ni instituciones especializadas que quieran asistirlos y las pocas que existen no han logrado curas, sino y tan sólo reincidencias.

h) La castración quirúrgica que deberá ser a través de un previo proceso legislativo que lo autorice nos hará comprender que luego de ello es necesario cortarle los 20 dedos y finalmente coserle la boca, no por su reincidencia segura, sino por que los labios pueden ser utilizados para sostener un objeto que produzca el efecto que el agresor busca, dado que, repetimos este delito no tiene exclusivas motivaciones de orden sexual.

i) Aunque se les llama “enfermos” en realidad y desde el punto de vista jurídico son delincuentes por cuanto la comisión del delito está precedida del conocimiento de su ilicitud por parte del agresor, tiene la voluntad maliciosa de llevarlo a cabo y conoce y dirige dicha acción a sabiendas del daño que provoca.

Al respecto debemos ser cuidadoso con este concepto por cuanto, cuando si lo denominamos “enfermos” inmediatamente los excluimos del dolo y no se conoce antecedentes que por enfermo se haya encarcelado a alguien.

¿Pero, qué hacemos entonces?

La medicina está en deuda con las sociedades del mundo, ya que no ha inventado aún la vacuna contra la perversión que es todo lo que moviliza a este tipo de sujetos para la comisión de estos delito contra los niños. Hasta que eso ocurra, lo único que podemos hacer es conocer certeramente quiénes son y dónde están.

 Para ello se precisa una ley similar a la Ley Megan vigente en EE.UU mediante la cual se exige a las autoridades policiales que hagan pública la información sobre los delincuentes sexuales registrados.

Un proyecto de ley de Fundación Adoptar fue presentado ante la Cámara Legislativa de la Provincia de Tucumán la que a libro cerrado, el día 05.09.2006 fue aprobada y convertida en ley Nº 7.810, la que fue vetada inmediatamente por José Alperovich ante los temores y preocupaciones que incriminaban a su hijo como partícipe del homicidio de Paulina Lebbos ocurrido el día 26 de febrero de 2006.

Proponíamos el seguimiento del pederasta desde que recibía sentencia firme el que debía ser reflejado en un sistema que permitiera conocer su identidad, movimientos y último domicilio a través de consultas por Internet.

Para comprender en una sola imagen, ésto es lo que ofrece la Ley Megan del Estado de California para que cualquier ciudadano pueda conocer de modo inmediato e interactivo dónde hay un pederasta y cuales son sus características generales y particulares.

Hasta este momento la República Argentina no posee ningún tipo de resguardo a la población sobre este tipo de delincuentes perversos que hasta el momento no tienen cura.

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Escribió Julio César Ruiz

 

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