¿Qué impulsa a un adolescente a querer ponerle fin a su vida?


19-07-12 – Fuente: INFOBAE.COM

Por Ana Inés Cabral y Fernanda Jara

A partir de la conmoción que se produjo por la muerte de las dos jóvenes salteñas y las diferentes teorías que circulan, se afirma, cada vez más, la hipótesis sobre un presunto pacto suicida. ¿Cuáles son las causas? Las estadísticas y los antecedentes en la Argentina

El sábado 14 de julio dos amigas salteñas fueron reportadas como desaparecidas por sus familias ante las autoridades, y por sus amigos en las redes sociales. El martes siguiente, las adolescentes de 15 y 19 años fueron encontradas muertas, ahorcadas con una misma soga en la rama de un árbol. Allí comenzaron las hipótesis de los investigadores: ¿crimen o pacto suicida?

Fue inevitable el recuerdo de otros casos impactantes de adolescentes suicidas. Villa Gobernador Galvez, Vera, General Las Heras, Rosario de la Frontera son algunas de las localidades del interior del país más recordadas por esos tristes episodios.

De acuerdo a un informe elaborado en junio de 2010 por la Asociación para Políticas Públicas, titulado “El Problema del suicidio adolescente en Argentina 1997-208. Casos de niños y adolescentes”, las cifras son por demás alarmantes: entre 1997 y 2008 en el país hubo 650 pérdidas de chicos entre 10 y 14 años, por sus propias manos. El incremento fue de 30 a 60 casos anuales.

Respecto al grupo comprendido entre los 15 y los 19 añoslos casos fatales fueron 3.596, marcando un incremento de 102%, según el mismo estudio.

La opinión de los especialistas

Sobre este tema, José Sahovaler, médico psicoanalista miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y especialista en adolescencia, en diálogo conInfobae.com afirmó que: “Son muy habituales los pactos suicidas entre adolescentes. A esa edad las relaciones de amistad son muy pasionales, intensas y suelen ser lo más importante. Por este motivo es muy común que haya pactos entre ellos como, por ejemplo, los juramentos de amor eterno o hasta el de matarse juntos, que es lo que parecería ser que sucedió con las chicas de Salta”.

Esto se debe a que, entre muchos factores que confluyen durante esa etapa, “los adolescentes tienen una concepción del tiempo diferente a la de los adultos, viven en una especie de presente perpetuo”. Es por eso que si, por ejemplo, se pelean con un novio, “piensan que se acabó el mundo y no pueden contemplar la posibilidad de que en una determinada cantidad de tiempo puedan llegar a conocer a otra persona. Este mecanismo es el que, muchas veces, funciona de manera determinante para que intenten suicidarse”, sostuvo el especialista.

Por su parte, la licenciada Analía Wald, profesora de la Facultad de Psicología de la UBA e investigadora de la Agencia Nacional de Investigaciones científicas (FONCyT) en temas de niñez y adolescencia, afirmó que “el suicidio es una de las principales causas de muerte entre los jóvenes de15 a 24 años”.

“Los trabajos de duelo que caracterizan a la adolescencia deben realizarse en un campo colmado de demandas y exigencias del propio cuerpo, de la familia y de la cultura generando riesgos de ruptura, aislamiento y soledad respecto del mundo adulto, que a veces intentan subsanarse mediante ‘pactos identificatorios’ con los grupos de pares”, explica la licenciada Wald.

Y agrega: “Este es también el contexto en que se constituyen nuevos proyectos, se fortalecen las pasiones, se encuentran nuevos objetos amorosos. Y así, la conducta suicida a veces tiene por objeto evitar una situación que resulta  intolerable, generar actitudes de cuidado y atención en una relación amorosa, ‘desaparecer’, a veces con la fantasía de reencarnarse en otra persona, inmolarse en pos de un ideal o para emular un ser querido ya fallecido, expiando de paso posibles culpas. Estas fantasías, a veces inconscientes, no contemplan la realidad concreta de la muerte con  su carácter definitivo, e irreversible.”

Sahovaler, señaló que, durante esa etapa, se suele mantener una relación omnipotente con la muerte: “Sabe que se puede morir pero, al mismo tiempo, desconoce esa posibilidad y entonces, a través de situaciones problemáticas y riesgosas, juega con la idea de que no va a pasarle nada. Como por ejemplo cuando se emborrachan y se exponen a situaciones peligrosas poniendo en riesgo su vida”.

Por eso, el especialista aclaró que uno de los parámetros para saber que la adolescencia se está terminando es dejar de “desafiar a la muerte”.

Ante la pregunta del por qué en esa etapa todo suele vivirse con tanta intensidad, Sahovaler dijo que en el adolescente “hay una retracción y una posición muy narcisista que diferencia las maneras de amar y odiar con respecto a los adultos”.

Y agregó: “Los psicoanalistas dividimos entre amores pasionales y objetales. En la adolescencia, los amores u odios son hacia una sola persona, por eso pasionales. En cambio, en los objetales, están distribuidos entre varias personas u objetos. En la pasión uno es pasivo, no activo. Es ‘tomado’ por una pasión, es sufriente y eso, es una diferencia determinante”.

Con respecto a las maneras de prevenir, detectar o anticipar los suicidios adolescentes, Wald advierte: “Hay que estar atentos a situaciones doloras y frustrantes, momentos de ruptura o de fracaso. Un adolescente retraído puede ‘desinhibirse’ ayudado por el consumo de alcohol u otras sustancias que promueven conductas impulsivas como intentos de suicidio no planificados”.

Por otro lado, Sahovaler también afirma que, cuando estos casos, como el de las jóvenes salteñas, toman notoriedad en los medios, “es frecuente que se genere una ola de suicidio después” ya que estos hechos tienen que ver con el efecto que éstos tienen y con que, en muchos casos, “los adolescentes se sienten no siendo: Esto quiere decir que no saben quiénes son, sienten que no existen o que no tienen identidad, es entonces cuando se adhieren a entidades de rescate, como lo son, por ejemplo, las llamadas ‘Tribus urbanas. Decir ‘soy un rollinga’, o ‘soy un flogger’ es una forma de asumir  otra identidad que lo constituye”.

Cabe mencionar que esta situación no necesariamente es común en todos los adolescentes. “Si una persona está atravesando una situación dolorosa puede identificarse histéricamente, como se llama en psicoanálisis, con estas chicas que se suicidaron en Salta y querer ser como ellas adquiriendo una identidad falsa”, aclaró Sahovaler quien, además, afirmó que en muchos de estos casos se “actúa por imitación”.

“Se generan situaciones de contagios de masas, fenómenos donde, aquellas personas que tienen una identidad precaria son más proclives a asumir una personalidad o actividad de otro para sentir que son, para encontrar una identidad, ese minuto de gloria, ser famosos y aparecer en el diario que tienen que ver con saber que existieron. Porque, en general, en estos casos, son personas que se sienten que no son y que no existen”, concluyó Sahovaler.

Para Wald, el pacto suicida entre adolescentes, aparece  como una “identificación con los pares ante lo que, generalmente, es vivido como una falta de respuesta del mundo adulto”. Es por eso que, al igual que Sahovaler, afirma que “la sobreexposición del tema puede propiciar la imitación ante  la vivencia de una  situación sin salida”.

Algunos antecedentes de suicidios de adolescentes en Argentina:

La provincia de Santa Fe es una de las que más golpeadas por este fenómeno.

Uno de los caso de mayor impacto fue la ola de suicidios acontecida en Villa Gobernador Gálvez, a 170 kilómetros de la capital provincial. Entre 1992 y 1993, nueve adolescentes se quitaron la vida, seis de ellos con armas pertenecientes a sus padres, según develaron los investigadores.

En 2005 en el departamento de Vera, también en esa provincia, se produjeron 8 suicidios adolescentes en un lapso de 90 días. Tras esos hechos, el gobierno provincial decidió crear un grupo de contención para sus familias.

Casi a finales de 2008, Santa Fe registraba una cifra tan alarmante como desesperante. Según se informó, 24 suicidios se habían sucedido en 196 días. Entre el 26 de abril y el 8 de noviembre de ese año, una persona se quitó la vida cada 8 días. Además, hubo 23 intentos fallidos.

La provincia de Santa Cruz no fue ajena a esto: en General Las Heras, 22 jóvenes de entre 14 y 32 años se quitaron la vida entre mediados de 1998 y fines de 1999, informaron entonces los medios locales.

Según datos de la Asociación para Políticas Públicas incluidos en el trabajo titulado “El problema del suicidio en Argentina 1997-2008. Casos de niños y adolescentes en las provincias del Noroeste”, entre 1997 y 2008 se produjeron 34.193 suicidios.

De ellos, en el 2003372 adolescentes entre 15 y 19 años se quitaron la vida, y 446 muertes fueron de jóvenes de entre 20 y 24 años. Ese mismo año 61 niños de entre 10 y 14 años tomaron la terrible decisión.

En 2006, la cifra fue mayor: Sesenta y tres niños (10-14 años) se quitaron la vida; 397 adolescentes (15 a 19 años) y 435 jóvenes (entre 20 y 24 años).

Entre abril y junio de 2010, ocho adolescentes se suicidaron en Rosario de la Frontera, provincia de Salta, y de la misma manera: se provocaron asfixia por ahorcamiento.

En esos días, Ariel Escalante, jefe policial de la localidad, había confirmado la investigación del llamado “Juego de la muerte” (chocking  game), un juego que se hizo popular en Internet por desafiar a los adolescentes a provocarse asfixia con algún elemento y resistir el mayor tiempo posible.

NOTA DE LA FUNDACIÓN ADOPTAR

Entre el año 2002 y el 2006, Fundación Adoptar administró y tuteló 102 El Teléfono del Niño en la provincia de Tucumán. En ese período recpecionamos un promedio de 900 llamadas diarias. Entendimos entonces, que habíamos dado en el blanco sobre lo que los niños, niñas y adolescentes necesitaban…ser escuchados.

Los niños están acostumbrados a estar sometidos a escucharnos a los adultos, desde los padres hasta los maestros, pero, generalmente, nunca se recuerda, que uno de los derechos más importantes de la Declaración Internacional de los Derechos del Niño es el derecho a ser escuchados.

Cómo podríamos saber qué es lo que les pasa por la cabeza, si no los escuchamos.

En este caso, los adultos tenemos la posibilidad de compartir este artículo con nuestros hijos adolescentes y mostrarles, que de ésto…también podemos hablar. Debemos ofrecernos a escucharlos. Para nosotros, es el remedio más importante que tenemos y en casa, a mano…una herramienta, que también, está relacionada con el amor y ellos, los más jóvenes, de esa manera lo perciben.

 

Escribió Julio César Ruiz

 

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