Pedófilos, Pederastas y Pedo-Sádicos

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No es lo mismo pedofilia, pederastia ni pedo-sádicos

En su mayoría los pedófilos no son violentos y esto, más allá de ser un signo de tranquilidad, es todo lo contrario porque ejercen una seducción muy marcada hacia los niños con lo cual detectan y exploran su vulnerabilidad, observando su entorno y midiendo las posibilidades de conquista

No nos parece que en la actualidad la cantidad de este tipo de personas haya crecido. Lo que sí probablemente, es que llega a más gente, el conocimiento de este tipo de delincuentes, no sólo por el mejoramiento e integralidad de las comunicaciones, sino por que Internet ha visibilizado este tipo de información.

A la par de ello, con Internet, tanto los pedófilos como los pederastas han conseguido mayores posibilidades de conseguirse las víctimas.

Pero tanto la pedofilia y la pederastia muestran perfiles diferentes. Es decir, entre una y otra, la concreción de la perversión marca la diferencia.

La denuncia de abusos sexuales a niños, perpetrados por una red de pedófilos, a la cual pertenecían profesionales destacados y el pedido de perdón y blanqueo de situaciones vividas por religiosos y sacerdotes por parte del Papa, ha impactado nuestra sociedad.

Es importante que conozcamos los perfiles de este tipo de perversión, por que en la medida de ello, tendremos más herramientas para proteger a nuestros niños, niñas y adolescentes en esta complejísima situación, que en la mayoría de los casos, el ingreso se oficia por las ventanas de nuestras casas, a nuestras espaldas y explotando los deseos, los sueños y las ansiedades de los más pequeños, cuestión que se explota para conseguir lo que desean.

En principio se debe poner en claro la diferencia entre pedofilia y pederastia.

La pederastia, en ámbitos académicos, es la atracción sexual que una persona adulta siente hacia niños o adolescentes. Es sólo eso, atracción. Los pedófilos en cambio, sí pasan a la acción. Es la acción, repetimos, la que marca la diferencia entre uno y otro. A pesar de esta diferenciación, se podrá observar que en el Diccionario de la Real Academia Española, ambos términos son sinónimos.

Es decir un pederasta, se siente atraído por los niños y un pedófilo, es alguien que comete, que concreta el acto delictivo de características sexuales, llamado jurídicamente abuso sexual infantil.

Se concluye entonces que todos los pedófilos son pederastas, pero no todos los pederastas son pedófilos.

Esta diferenciación académica está relacionada con observaciones empíricas respecto de que hay adultos que no pasan de la fantasía, pero otros, los pedófilos, la concretan.

Se ha considerado a la pedofilia como una forma de homosexualidad. La psicología del siglo XX ha desterrado ese mito ya que la pedofilia es también heterosexual.

Se piensa que la mayoría de los pedófilos son personas de una cierta edad, pero se debe tener en cuenta que estas tendencias se inician entre los 14 y 16 años.

Estas conductas, tanto la pederastia como la pedofilia, no pertenecen a una clase social en especial. Sí puede ser que, en las clases medias, se tenga un mayor acceso a la pornografía infantil, por Internet o costearse el poder pertenecer a una red de prostitución.

Según estudios realizados, la mayoría de los pedófilos presenta una personalidad inmadura, problemas de relación, baja autoestima con fuertes sentimientos de inferioridad. Por lo general suelen ser más reservados y solitarios.

Se encuentran fijados en períodos de su propia infancia que las vivencian como idílica. Esto les impide encontrar a su objeto de deseo en un par y la intentan con alguien, en su fantasía, igual a él. Un niño a quien ven más inmaduro o débil y a quienes en última instancia pueden dominar.

Un reglón aparte lo merecen los “pedo sádicos” que son individuos que tienen una tendencia a la violencia con los más débiles, en este caso los niños, causándole un daño.

“Está comprobado que factores que favorecen la pedofilia violenta en los adultos son el haber sido violados o tratados con crueldad en la infancia, la pertenencia a ambientes familiares disgregados, y/o el haber asistido como espectador incapaz o imposibilitado de reacción a acciones violentas contra familiares o allegados.

Otros factores de riesgo más indeterminados y con mayor variedad cuantitativa y cualitativa en la configuración de personalidades pedófilas son el temperamento, la edad, la calidad de lazos afectivos en la infancia, o la capacidad de reacción y distanciamiento frente a experiencias angustiantes.” (Frances Xavier Moreno Oliver, doctor en Psicología y profesor de la Universitat Autónoma de Barcelona, España)

En su mayoría los pedófilos no son violentos y esto, más allá de ser un signo de tranquilidad, es todo lo contrario porque ejercen una seducción muy marcada hacia los niños con lo cual detectan y exploran su vulnerabilidad, observando su entorno y midiendo las posibilidades de conquista. Están persuadidos de que sus conductas son originales y creativas aportándole al niño vivencias que ayudaran a su maduración y es la sociedad quien le impide que desarrolle un vínculo normal de afecto. Más allá de este pensamiento, generalizado y sostenido por distintas asociaciones de pedófilos, la pedofilia es una perversión.

Escribió Julio César Ruiz

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