La sin razón que nos contagian

El Pensador de Rodin

Yo quisiera, saber cómo la Argentina piensa resolver la falta de solvencia que ha demostrado tener, para defender y consolidar, los Derechos Humanos, si a pesar de los años y sufrimientos de su Población, nunca supo aprovechar lo que le pasó y capitalizarlo para que jamás, le vuelva a ocurrir.  

De la violencia de los gobiernos militares, tan sólo quedaron 30.000 desaparecidos, mil incertidumbres,  el juicio a algunos responsables y especulaciones sobre si olvidamos o perdonamos, o perdonamos sin olvidar.

El libro Nunca Más, quedó tan sólo como un bestseller, que debió haber sido repartido gratuitamente en las escuelas, para que todos nuestros hijos, comprendieran de una vez por todas un peazo de la historia argentina.

Nuestra Sociedad no puede ser gobernada por esta clase de incompetencias, que han olvidado el poder ético de la verdad y nos conducen, día a día, a la pérdida del sentido común, una herramienta, que nos resulta imprescindible para analizar sobre cómo vamos, cómo estamos, qué merecemos y hacia dónde nos llevan.

Ante la desesperación por no ser diferentes, pasar por locos, o dejar de parecernos al conjunto, hemos perdido el sentido de la autoestima. De la mansedumbre hicimos una religión y nos adherimos sin chistar, al extraño paradigma de ofertar sin objeciones, cualquier mejilla, o las dos.

Nos hemos silenciado como Sociedad. No opinamos de nada que pueda ponernos en peligro, o vaya a despertar la ira del Príncipe o el Emperador o sus partidarios.  Si lo hacemos, tan sólo será en la intimidad de la paciencia vulnerada, mirando de reojo, para ver sí alguien, pudo captar algún gesto delator de nuestro introspectivo atrevimiento.

Pero, me pregunto: si dijéramos lo que deseamos decir, qué  represalia de qué poderoso, podría caer sobre nosotros más espantosa que la pérdida de la Libertad o el gusto amargo de haber despreciado la dignidad y con ella la fe de vivir en un lugar nuestro, propio, conocido y confiable.

Aceptamos que no haya Ley y la que existe, responde, no se sabe a quién. Estamos más interesados en vivir en medio de la comodidad, de la riqueza, de un subsidio, de un empleo, de alguna gracia de algún santo, que darnos cuenta del estado de vulnerabilidad,  de carestía y de injusticia, que nos aleja cada vez más de la paz de la Igualdad.   

La integración a la globalización mundial, tan sólo le sirvió a la Argentina, para que la mayoría de los gobiernos extranjeros comprendan que vivimos en una permanente inseguridad jurídica, y las instituciones del mundo se nos rían, cuando, por ejemplo, sobre Derechos Humanos, tan sólo mostramos contradicciones, cuando los funcionarios, hacen cosas como éstas…

– Ante la innumerable cantidad de mujeres golpeadas, se crean casas para consolarlas, mientras las 5.681 mujeres víctimas de violencia doméstica que murieron en estos 12 años en la Argentina, no sirvieron de nada y los agresores listos para matar a la que sigue.

– Ante la desaparición de un promedio de 12 bebés por semana, nada más que del sureste de Santiago del Estero, sede de una de las tres fábricas de recién nacidos que hay en Argentina, para destinos inconfesables, los únicos “bebés” que se buscan, son los de Estela de Carlotto, con subsidios millonarios sin rendición de cuentas, para la caza de jóvenes de 35 años de edad, que no quieren ser encontrados. De los 102 que les “recuperaron” su identidad, tan sólo ubicamos los incorporados a la política como legisladores.

– Ante la exportación de bebés para ser incorporados a la pornografía y la prostitución infantil, el uso de sus genitales para traslado de sustancias peligrosas y hasta para ritos satánicos, se inauguran oficinas de registros civiles en los hospitales y colocan brazaletes a los recién nacidos, cuando en realidad los traficantes, nunca pasan por esas oficinas ni roban niños identificados con pulseritas y casualmente por eso, les llaman delincuentes.

– Ante la increíble cantidad de mujeres y niñas violadas, pedimos la despenalización del aborto, libre y gratuito, por cierto, sin pedir se averigüe, la procedencia de extraños penes furtivos, que subrepticiamente salen de las sombras y se esfuman, mientras las pocas atacadas que se animan a pedir Justicia, son tratadas como responsables, provocadoras o putas.

– Ante la inacción y desidia del Gobierno Nacional, por penalizar actos criminales, grupos de irresponsables, sin interesarles la edad o situación de la que llama, explican por celular y desde las sombras cómo se aborta donde se incluyen nuestra hijas por supuesto, con productos químicos de uso restringido.

– Ante la tremenda inseguridad, colocan cada vez más cámaras, lo que nos permite observar, el ataque a la gente, por televisión. Ya la mejor ciudad no es la más prospera, sino la que tiene más  circuitos de filmación.

– Ante la desconfianza generalizada, compran motos y patrulleros más velocessin licitación por supuesto, para llegar más rápido al lugar donde ya mataron o violaron a otra víctima de la inseguridad.

– Ante la Trata de Personas, en vez de combatirla, inauguramos casitas felices para cuando alguna víctima se escape por sus medios, o de alguna manera casera logremos liberarla, mientras continúan desapareciendo, mujeres, bebés, niños, niñas y adolescentes sin que el Gobierno Nacional, sepa ni siquiera, cuántos van.

– Ante la creciente cantidad de prostíbulos, queremos perseguir al cliente, cuando por lógica, resulta más fácil, importunar y meter presos a cuatro funcionarios atorrantes que la promueven y viven de ella.

– Ante la acusación penal a un Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina, por alquilar 7 departamentos de su propiedad donde se explotan sexualmente, mujeres y niñas, en vez de responder la demanda o acudir a la Justicia, le permitimos, disertar en una Universidad explicándoles a los estudiantes y nuevos profesionales, que “hay una campaña en su contra”, gracias a una Población ausente, que tampoco opina, mientras algunos, para disimular el mal paso del amigo, lo ensalzan diciendo “qué buen disertante que és”.

Todos estos casos, y muchos más, tienen un común denominador: protegen al agresor y dejan listas a las víctimas para que puedan servirse de ellas, los que quieran, cuando quieran, como quieran. 

Si seguimos aceptando que nos contagien con la sin razón, nuestra mansedumbre, docilidad y sumisión, tan sólo servirán, para continuar viendo como hasta ahora: el culo del pensamiento, y las espaldas de la Libertad.

Las espaldas de la Libertad

Escribió Julio César Ruiz

 

 

 

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