El tráfico de recién nacidos en Argentina

Nota fuente. Clarin
Dentro de la trata de personas, la compra-venta de bebés desnuda una situación que resulta de la confluencia de factores como la miseria, la degradación de valores básicos y la incapacidad de las instituciones para impedir la comisión de un crimen tan serio.

La investigación llevada adelante por este medio puso de manifiesto la trama de funcionarios, médicos, parteras y hasta de miembros de órdenes religiosas que habría permitido que en la localidad de Añatuya, provincia de Santiago del Estero, un elevado número de bebés fueran irregularmente entregados a terceros, muchos de ellos extranjeros que sacaban del país a los bebés. Una organización de la sociedad civil dice que habría miles de casos, los cuales tendrían como base partos sin registrar y entregas de recién nacidos a cambio de dinero. En otros pueblos de esa provincia y de otras como Misiones se registrarían prácticas similares. Se trata de un cuadro en el cual hay organizaciones que explotan el embarazo de mujeres pobres y marginales, para entregar a los bebés. Este modo de comercio de personas lleva a la imposición forzada de una identidad.

Ante estos crímenes son enormes los desafíos del Estado. Junto a una mejora en la tramitación de las adopciones, de modo que se centralicen, agilicen y ganen en transparencia, debe prevenirse y sancionarse con rigor el tráfico de bebés.

Además, debe promoverse una política de desarrollo humano en las áreas más afectadas por la pobreza y la anomia. La asistencia pública debe brindar ayuda material, pero también información capaz de concientizar a las personas para que se valore a la vida por encima del comercio y del lucro.

Factores como la pobreza, la corrupción y la escasa eficiencia de las instituciones han permitido que en distintas partes de la Argentina se trafiquen bebés. Deben tomarse medidas que sancionen y prevengan este crimen.

 

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