Las mas tiernas y desapercibidas escuelas de violencia

 Los golpeadores y las golpeadas son Victimarios/Víctimas ó Víctimas/Victimarios

La violencia familiar crece a pasos agigantados y los especialistas siguen desorientados sin saber cómo se cura

Los sobrenombres de la Violencia Familiar

En realidad, la violencia familiar, se descubrió por la implosión de escándalos producidos en casas de la ciudad que contienen familias con estas características. Muchas de ellas descubiertas gracias a la denuncia de un vecino, la que ocurre cuando ya hay mal heridos, muertos, cuando no suicidios, especialmente de sus hijos adolescentes.

De la observación de este panorama, salieron distintos grupos sociales de lucha contra este flagelo, que según sus intereses, fueron cambiándole el nombre a la violencia familiar de acuerdo al foro en que se presenten y muchas veces hasta confundieron causas con efectos. Así le llaman: violencia infantil, violencia de género, violencia escolar, violencia contra la mujer, maltrato, acoso laboral, bullying, abuso, acoso, acoso infantil, abuso sexual infantil, abandonos, grooming, pero todos devenidos del mismo lugar: el grupo familiar.

Fueron grupos sociales voluntarios de los barrios, los que empezaron a colaborar en esta cuestión. Como ocurre comúnmente en la Argentina, los funcionarios no hicieron nada y dejando las a ONG´s que ante situaciones complejas, comenzaron a derivar estos casos a psicólogos, los que tan sólo acercan paliativos a la mujer necesitada de contención y prácticamente nunca a sus hijos, por el control y el poder que ostenta el golpeador sobre todo el grupo familiar.

Un caso muy interesante de observar es cómo la ignorancia de los funcionarios genera que los gobiernos se laven las manos otorgando subsidios a organizaciones no gubernamentales o municipalidades para fundar casas de contención de la “víctima”…una vez más la contención de tan sólo la mujer. Con éste procedimiento, no tan sólo descuida al grupo enfermo, sino que también concientiza equivocadamente, que ante tal situación, la única alternativa es cobijar a la mujer, y si es posible con sus hijos, reafirmando la disgregación del núcleo y colocándolo al golpeador como enemigo de todos.

Los gobiernos, judicialmente, lo único que han logrado es prohibirle el acercamiento del agresor a determinados metros de distancia del domicilio, cuestión que no se puede comprender a quién se le ocurrió pensar que algún violento podía respetar tamaña restricción. Esta propuesta oficial, sin ningún tipo de imaginación ni sentido común, la utilizan los jueces, que si hubiera un final trágico, puedan escaparse, tan sólo culpando al agresor, porque no respetó la consigna judicial.

Muy probablemente, la decisión que sigue es terminar de destruir la relación del agresor con sus hijos, enviándolos a estos últimos a orfanatos y  a otra cosa.

Siempre se ha presentado esta trama, como que la única víctima es la mujer, cuando la realidad nos muestra que hay hombres, niños, niñas, adolescentes y otros adultos, los que también son víctimas, de modo directo o indirecto de la violencia intra familiar. Las publicidades nos muestran a las claras lo único que hasta ahora se supo decir

¿Quién es el verdadero blanco donde impacta la violencia familiar y cuál sería la opción más saludable  para el abordaje de esta situación?

En primer lugar, lo que debemos determinar es desde dónde viene la agresión, cuál es la fuente desde donde surge. Identificado ésto, deberemos estudiar la figura de él o los agresores, para poder llegar a una propuesta. Este abordaje nos permitirá determinar cuales son los efectos y finalmente quién o quienes son lo/las víctimas. Obtenido este trabajo, observaremos que se puede hacer  una plantilla, ya que el perfil de este tipo de personas (agresor-agredido) son siempre iguales. La única diferencia podría estar en la calidad y la magnitud de la violencia del agresor y la capacidad para soportarlo de parte de la víctima.

Observemos como funciona en la práctica la violencia en la familia

Hay dos personas que se conocen, conforman una relación y establecen un hogar. Ambos, provenientes de familias violentas donde aprendieron a relacionarse con los demás.

Sin lugar a dudas, ambos fueron Víctimas/Victimarios y por recibir esa influencia desde recién nacidos, aprendieron a relacionarse de esa manera con los miembros del grupo familiar en general y de igual manera lo harán cuando salgan a la calle a convivir con los demás.

Posiblemente este círculo viciado es tan sutil para ellos, que no podrían haber advertido que sostuvieron una única relación que los ata con sus padres el lo…la baja estima que los recubre en un pacto casi mortal.

Desde niños observan tantas escenas de violencia que llegan a conclusiones lógicas, como: “Si mi padre le pega a mi madre, debe ser ésta la  manera de amar, cuestión que rápidamente la madre reafirma con el silencio y la falta de oposición de un criterio distinto a los golpes del padre.

Si logran sobrevivir, sumamente contaminados conforman nuevas familias con idéntico síntoma…Víctimas a Victimarios, en donde se revive la cultura familiar.

Quizá si esa pareja no tuviera hijos, podría dejar un tendal de golpeados, pero quedaría terminado ese circuito con la muerte de ambos, pero esto no suele ser así, ya que los Víctimas/Victimarios, sin solución de continuidad vuelven a construir hijos Victimas/Victimarios que muchas veces tan sólo en la tumba encuentra el fin.

Quizá por contrarrestar este tremendo mundo machista en que vivimos, nunca advertimos, que en realidad, los dos son Víctimas/Victimarios y que ambos necesitan darse cuenta que están equivocados y enseñarles, como mínimo los que sabemos amar de otra manera, que hay otras formas de convivir, para que una vez curados, ellos mismos puedan ser los protagonista del cambio que urgentemente precisan aquellos pequeños Víctimas/Victimarios que hicieron de sus hijos.

Todos los humanos, tenemos la posibilidad de cambiar, hasta el último segundo que nos quede de vida y eso es una valor maravilloso. Muchos, tenemos la capacidad de re inventarnos al darnos cuenta y está bueno probar. Los grupos de auto ayuda, tienen como consigna fundamental el compartir el mismo estado, con lo que se espeja en cada uno de sus otros compañeros, en una ansiedad automático que posee el ser humano como es la posibilidad de alcanzar una mejor calidad de vida. Retratarse en otros, avizorar otras posibilidades, tener mayores oportunidades, suele ser, muchas veces el gran motor.

Un mejor final, pero de la violencia familiar

Si tan sólo seguimos caratulando estas situaciones como derivadas de un hombre victimario y una mujer víctima, continuaremos abordando parcialmente esta temática, ya que terminaremos por tener escuelas de violencia en vez de casas en donde se formen irremediablemente Victimas/Victimarios creadores de Víctimas/Victimarios, repitiéndonos en aplicar lo que seguimos creyendo una solución…

El hombre a la prisión y la mujer sola con sus hijos, en la calle, en la casa o en un “hogar”, no sólo esperando ser golpeadas por los nuevos Victimas/Victimarios que ella se asoció para crear, sino también rogando que su marido no salga de prisión.

El reciente caso de una mujer que le implora al juez que libere a su pareja que mató a su hija a su hermana y a su abuela, resulta ser una degradación moral tan enferma, que la Sociedad que la observa por televisión, sólo ved en ella, una hija de puta o una loca suelta sin remedio cuando en realidad, aquel espectador ni siquiera advirtió que acaba de conocer a una Victima/Victimaria que vive en el mismo mundo de él y que se desespera por continuar con la violencia familiar, como el único caldo donde cree que es posible crecer.

Escribió Julio César Ruiz

 

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