Instruir no es educar

Por siglos hemos estado equivocados creyendo que la escuela educa, cuando en realidad tan sólo instruye. Hemos puesto poca inteligencia en ello, de tal suerte que nos resultó más fácil encomendar tamaña responsabilidad a unas personas que tan sólo tenían que explicarles para qué sirve una tabla de multiplicar, si viernes se escribe con v corta, la altura máxima de los Apeninos, o la aplicación de los números romanos.

 A semejante desgracia, se sumó la inoperancia acostumbrada de cada gobierno que sin razón continúa llamándolo al poder político que lo ampara: Ministerio de Educación, cuando tamaña oportunidad era patrimonio de sus verdaderos protagonistas… los padres.

Quizá sea por eso, que la educación ha caído en manos del más fuerte de los compañeros, del que vende droga o alcohol en los boliches, de la inmoralidad de los gobernantes, de los pícaros, de los truchos, de los mentirosos y porqué no hasta de aquel, que por tener tan sólo unos pesos instala una escuela privada en donde dejamos de ser padres para convertirnos en clientes, situación nueva que ni siquiera advertimos o ni siquiera nos interesa saber, con tal que nuestros hijos estén seguros en una guardería carísima.

Deberíamos hacernos cargo de la educación de nuestros hijos, aquella que concebíamos como un sueño cuando nos casamos…tan sólo mostrándoles cuáles son sus derechos y responsabilidades, ya que si se lo inculcáramos de niños, jamás serían castigados cuando hombres, ni encontrarán padre y madre en cualquier lugar.

Escribió Julio César Ruiz

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